Disponible para despacho 15 de Agosto 2024
A principios del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial, las siete grandes potencias europeas están enfrascadas en una intrincada lucha por la supremacía continental. Sus fuerzas militares invaden territorios vecinos y se retiran de ellos, las fronteras se modifican y los imperios se desestabilizan por culpa de sutiles maniobras y tácticas audaces. ¿Estás preparado para forjar una estrategia y construir una diplomacia que te permita dominar el mundo?
Obra de Allan B. Calhamer, Diplomacy se puede disfrutar en pareja o en grupos de hasta 7 jugadores, a partir de 14 años. Publicado originalmente en 1959, este juego es todo un clásico de la estrategia militar con mucha interacción entre los participantes que se ha seguido reeditando en todo el mundo, encontrando siempre nuevas generaciones de jugadores.
En Diplomacy, cada jugador representa una de las siete grandes potencias europeas en los años previos a la Primera Guerra Mundial: el Imperio alemán, el Imperio austrohúngaro, el Imperio otomano, el Reino Unido, Francia, Italia y el Imperio ruso. Los turnos de los jugadores se suceden en fases que representan las estaciones de primavera y otoño de un año. El objetivo del juego es lograr una victoria en solitario y para ello es necesario controlar 18 o más de los 34 centros de suministro al final de un turno de otoño. Alternativamente, si así lo acuerdan todos los jugadores, la partida puede terminar en tablas o tras haberse jugado un número predeterminado de turnos o al cumplirse una duración predeterminada.
Las tropas de cada jugador se mueven por un gran mapa que representa la Europa de principios del siglo XX. Darán órdenes a sus tropas de infantería y unidades navales para conquistar los valiosos centros de suministro, que permitirán crear nuevas unidades para los siguientes turnos.
Aunque su diseño pueda recordar a otros juegos clásicos de conquista, Diplomacy no basa sus mecánicas en el azar, sino en la capacidad de los jugadores de llegar a acuerdos y de romperlos en el momento adecuado. A medida que los jugadores negocian y se engañan los unos a los otros, en un delicado equilibrio de cooperación y competencia, las alianzas nacen y mueren, se rompe la confianza entre las naciones y al final solo cuenta el dominio del continente. Aquí no hay dados que valgan… Este juego os desafía a confiar en vuestra propia astucia y sagacidad para prevalecer cuando esta partida de conspiraciones y conquistas llegue a su desenlace.